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jueves, 1 de septiembre de 2011

LOS JOVENES Y EL "ANIME"

Anime (...?)
Es el término que identifica a los dibujos animados de procedencia japonesa. El anime es un medio de gran expansión en Japón, siendo al mismo tiempo un producto de entretenimiento comercial lo que ha ocasionado un fenómeno cultural en masas populares y una forma de arte tecnológico.Es potencialmente dirigido a todos los públicos, desde niños, adolescentes, adultos, hasta especializaciones de clasificación esencialmente tomada de la existente para el "manga" (historieta japonesa), con clases base diseñadas para especificaciones socio-demográficos tales como empleados, amas de casa, estudiantes, y así sucesivamente. Por lo tanto, pueden hacer frente a los sujetos, temas y géneros tan diversos como el amor, aventura, ciencia ficción, los cuentos infantiles, literatura, deportes, fantasía, erotismo y muchos otros.
El anime tradicionalmente es dibujado a mano, pero actualmente se ha vuelto común la animación en computadora. Sus guiones incluyen gran parte de los géneros de ficción y son transmitidos a través de medios cinematográficos (transmisión por televisión, distribución en formatos de video doméstico y películas con audio).La relación del anime japonés con el manga es estrecha, pues históricamente una gran cantidad de series y trabajos de anime se basan en historias de manga populares.


Etimología
El término anime proviene de la abreviación de la transcripción japonesa de la palabra inglesa "animation" (animēshon?). De ahí que se abrevie a "anime".3 Se considera ortográficamente incorrecto el uso de la palabra "animé", ya que al ser una palabra extranjera, ésta no lleva tilde, y si la tuviera sería en la primera letra ("ánime").
Internacionalmente, el anime llevó una vez el nombre popular "Japanimation", pero este término ha caído en desuso. Los fans pronunciaban la palabra preferiblemente como abreviación de la frase "Japanese Animation" ('animación japonesa' en inglés).

Características del anime

Trama

Dentro de las características notables en el género, se destaca el desarrollo de tramas complejas a lo largo de un cierto número de episodios. Gran parte del anime está estructurado en series de televisión con números de episodios definidos en los cuales se trata una trama específica que puede implicar el trabajo de conceptos complejos.

Romanticismo

Toma elementos de la fantasía y lo sobrenatural.8 También se toma en cuenta las relaciones que tienen los personajes, como amigos o familiares. La mayor parte de las series de anime pueden tener algo emocional y connotaciones ideológicas.

Realismo

Aunque es más predominante la fantasía sobre los sucesos reales, algunas series han tenido influencia del movimiento del realismo, incluso se han adaptado obras literarias al anime. Las historias contadas a través de este medio pueden ser producidas mediante la combinación de variados géneros cinematográficos, como tales hay una gran cantidad de temas, pueden describir acontecimientos históricos, como los citados después. Algo que sí se tiene que tomar en cuenta es que en el anime se reflejan la cultura y las tradiciones japonesas.

Diseño de animación

Aunque el anime se considera separado de los dibujos animados, este utiliza muchas características aplicadas en las caricaturas como storyboard, actuación de voz, diseño de personajes, entre otras. El anime también tiende a tomar prestados elementos de muchos textos de manga en el fondo, y los paneles de diseños también. Por ejemplo, un opening puede emplear paneles a contar la historia, o para dramatizar una cuestión de efecto humorístico.

Animación limitada

El anime es conocido por su animación, la cual es muy particular comparada con la que tienen los dibujos animados occidentales tales como los de Disney
Los estudios en los que se realiza anime han perfeccionado técnicas para utilizar la menor cantidad de cuadros de animación por segundo que sea posible (8 cuadros por segundo), tales como mover o repetir escenarios, imágenes de los personajes que se deslizan por la pantalla, y diálogos que impliquen animar únicamente las bocas mientras que el resto de la pantalla permanece estática. 


 POR QUÉ A LOS ADOLESCENTES NOS GUSTA EL ANIME?

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Porque entretiene, porque muchos de ellos  hacen reír hasta reventar porque son buenas sus historias y sus dibujos es un pasatiempo las historias los guiones, los personajes. Son en cada anime un misterio y en la mayoría son casi todos parecidos. En el color de pelo gestos o lo q sea. Pero aun así cuando  nos sentamos a mirar anime, no paramos hasta q le vemos el final.
                                
Gusta el anime por que las historias son fascinantes cada una tiene algo único e irrepetible porque es lindo sano entretenido divertido algunos te enseñan cosas y es lindo ver un dibujo me gusta su forma es mas llamativa quiero decir tienen mas forma de humano.
me encantan algunos te dejan recuerdos que una película o novela no te lo dejaran algunos te hacen llorar de la felicidad otros de la tristeza siempre aprendes algo unos reír de las travesuras que hacen otros emocionante porque aparece un personaje que te gustan por su variedades de estilo Además q la duración de algunos son de unos cuantos capítulos, a diferencia de las series y caricaturas q transmiten acá, y todo se vuelve repetitivo.

PUES TIENEN TRAMAS MUY ORIGINALES QUE CAPTAN TODA TU ATENCION Y SON UN GRAN PASATIEMPO... MUCHO MEJOR QUE LAS NOVELAS O QUE LAS CARICATURAS AGRINGADAS llama la atención las batallas las cosas sobrenaturales que hacen también el romance el trama las técnicas etc. También porque es como un pasatiempo o un hobbie para los jóvenes por la evidente animación, los detalles y las historias, la mayoría de la historias del  anime son diferentes de las caricaturas a las que estamos acostumbrados, el anime te muestra historias diferentes además de tener sentido del humor con un toque de perversión y están muy bien hechas.

UNA LECTURA PARA REFLEXIONAR



EL PORTERO DEL PROSTIBULO

No había en el pueblo un oficio peor conceptuado y peor pago que el de portero del prostíbulo. Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre?
De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su puesto porque su padre había sido portero de ese prostíbulo y también antes, el padre de su padre.
Durante décadas, el prostíbulo se pasaba de padres a hijos y la portería se pasaba de padres a hijos.
Un día, el viejo propietario murió y se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidió modernizar el negocio.
Modificó las habitaciones y después citó al personal para darle nuevas
instrucciones.
Al portero, le dijo: A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, me va a preparar una planilla semanal. Allí anotará usted la cantidad de parejas que entran día por día. A una de cada cinco, le preguntará cómo fueron atendidas y qué corregirían del lugar. Y una vez por semana, me presentará esa planilla con los comentarios que usted crea convenientes.
El hombre tembló, nunca le había faltado disposición al trabajo pero..... me encantaría satisfacerlo, señor - balbuceó - pero yo... yo no sé leer ni escribir.
¡Ah! ¡Cuánto lo siento! Como usted comprenderá, yo no puedo pagar a otra persona para que haga esto y tampoco puedo esperar hasta que usted aprenda a escribir, por lo tanto... pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida, también mi padre y mi abuelo...
No lo dejó terminar.
Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Lógicamente le vamos a dar una indemnización, esto es, una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, lo siento. Que tenga suerte.
Y sin más, se dio vuelta y se fue.
El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. Llegó a su casa, por primera vez desocupado. ¿Qué hacer?
Recordó que a veces en el prostíbulo, cuando se rompía una cama o se arruinaba una pata de un ropero, él, con un martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.
Buscó por toda la casa las herramientas que necesitaba, sólo tenía unos clavos oxidados y una tenaza mellada.
Tenía que comprar una caja de herramientas completa. Para eso usaría una parte del dinero recibido.
En la esquina de su casa se enteró de que en su pueblo no había una ferretería, y que debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra.
¿Qué más da? Pensó, y emprendió la marcha.
A su regreso, traía una hermosa y completa caja de herramientas. No había terminado de quitarse las botas cuando llamaron a la puerta de su casa. Era su vecino. Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme. Mire, sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como me quedé sin empleo...
Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.
Está bien.
A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta. Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?
No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula.
Hagamos un trato - dijo el vecino- Yo le pagaré a usted los dos días de ida y los dos de vuelta, más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?.
Realmente, esto le daba un trabajo por cuatro días...
Aceptó. Volvió a montar su mula.
Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.
Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?
Sí...
Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatros días de viaje, y una pequeña ganancia por cada herramienta. Usted sabe, no todos podemos disponer de cuatro días para nuestras compras.
El ex - portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue.
"...No todos disponemos de cuatro días para compras", recordaba. Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara a traer herramientas.
En el siguiente viaje decidió que arriesgaría un poco del dinero de la
indemnización, trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo de viajes.
La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje.
Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.
Pronto entendió que si pudiera encontrar un lugar donde almacenar las herramientas, podría ahorrar más viajes y ganar más dinero. Alquiló un galpón.
Luego le hizo una entrada más cómoda y algunas semanas después con una vidriera, el galpón se transformó en la primer ferretería del pueblo.
Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, de la ferretería del pueblo vecino le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente.
Con el tiempo, todos los compradores de pueblos pequeños más lejanos preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.
Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricar para él las cabezas de los martillos.
Y luego, ¿por qué no? Las tenazas... y las pinzas... y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos.....
Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez años aquel hombre se transformó con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas. El empresario más poderoso de la región.
Tan poderoso era, que un año para la fecha de comienzo de las clases, decidió donar a su pueblo una escuela. Allí se enseñaría además de lectoescritura, las artes y los oficios más prácticos de la época.
El intendente y el alcalde organizaron una gran fiesta de inauguración de la escuela y una importante cena de agasajo para su fundador. A los postres, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad y el intendente lo abrazó y le dijo:
Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primer hoja del libro de actas de la nueva escuela.
El honor sería para mí - dijo el hombre -. Creo que nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir. Yo soy analfabeto.
¿Usted? - dijo el intendente, que no alcanzaba a creerlo - ¿Usted no sabe leer ni escribir? ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir?
Estoy asombrado. Me pregunto, ¿qué hubiera hecho si hubiera sabido leer y escribir?
Yo se lo puedo contestar - respondió el hombre con calma -. Si yo hubiera sabido leer y escribir... sería portero del prostíbulo!.








ESCRITOR
JORGE BUCAY